El escenario de enfermedades cardiovasculares (ECV) en Brasil es impresionante. Hay 36 millones de personas con presión arterial alta, lo que representa el 31% de la población adulta. El colesterol alto es una realidad para el 40% de los brasileños. También contamos con 16 millones de diabéticos, lo que nos convierte en el quinto país con mayor incidencia. El tabaquismo, que aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas, afecta a 7,1 millones de mujeres y 11,1 millones de hombres. Y el resultado no podía ser de otro modo: las ECV son responsables del 30% de todas las muertes aquí, matando a 400.000 personas al año. Ante estos problemas, hay poco cuidado. Incluso a la hora de ir al dentista.
Antes de someterse a un tratamiento dental, las personas con trastornos cardíacos deben informar al dentista sobre su salud general. Lo mismo, dicho sea de paso, se aplica a quienes presentan factores de riesgo, como obesidad, inactividad física, hipertensión, diabetes y trastornos renales.
Tanto el procedimiento dental como las posibles interacciones medicamentosas pueden tener repercusiones negativas. Algunos de los fármacos que suelen utilizar los pacientes con ECV pueden reaccionar con las soluciones anestésicas dentales, provocando trastornos del ritmo cardíaco y elevación de la presión arterial. Todavía tienen el potencial de causar cambios orales, como sequedad de boca, hipertrofia gingival (el crecimiento exacerbado y no inflamatorio del tejido gingival) y descamación de la piel.
Emergencias como infarto agudo de miocardio, angina, accidente cerebrovascular, hemorragia, síncope y desmayo también se encuentran entre las complicaciones.
Por esta razón, el cirujano dental debe estar capacitado para atender a los pacientes con enfermedades cardíacas y estar tranquilo y capaz de lidiar con situaciones inesperadas. Al ser informado sobre la historia de la ECV, el profesional debe analizar el estado de salud de su paciente en su conjunto para minimizar las posibles ocurrencias durante el tratamiento. Asimismo, podrá solicitar una valoración cardiológica o un título quirúrgico, según la intervención odontológica.
Cuidados específicos
Para los odontólogos no existen criterios científicos que definan la indicación o necesidad de exámenes complementarios por presencia de alteración cardiovascular. Pero es importante recordar que toda planificación debe ser individualizada, según el tipo de enfermedad preexistente.
En el caso de pacientes hipertensos, se recomienda controlar la presión arterial, los niveles de oxígeno en sangre y la frecuencia cardíaca en cada consulta dental y durante los procedimientos invasivos. Esto para comprobar el estado clínico momentáneo del paciente.
Los afectados por el colesterol alto y la diabetes pueden tener el doble de probabilidades de sufrir eventos cardiovasculares. Por lo tanto, antes de las intervenciones dentales, se debe investigar la presencia actual o los antecedentes de cardiopatías isquémicas. El odontólogo también debe estar atento al uso de fármacos anticoagulantes y / o antiagregantes plaquetarios, que son capaces de provocar hemorragias importantes en cirugías dentales, como la instalación de implantes dentales o extracciones dentales.
Tensión de la silla
No es difícil encontrar niños y adultos con miedo de enfrentarse al sillón del dentista, incluso si existen técnicas, instrumentos y equipos más modernos que minimizan las molestias o el dolor. Sin embargo, cuando hablamos de enfermedades cardíacas, este estrés necesariamente debe reducirse.
Para ello, el dentista puede recetar medicamentos para controlar la ansiedad. Y utilice estrategias complementarias, como la sedación con óxido nitroso, el famoso gas de la risa.
Es importante señalar que todos los factores de riesgo modificables (hipertensión, diabetes, tabaquismo, obesidad, entre otros) y no modificables (edad, sexo, etnia, antecedentes familiares) son de igual importancia para la planificación dental con mayor seguridad y eficiencia. Porque, cabe mencionar, a mayor incidencia de estos factores mayor riesgo de problemas cardiovasculares agudos o crónicos.
Departamento de Odontología de SOCESP
La visión integralista de la Sociedad de Cardiología del Estado de São Paulo (SOCESP) siempre ha sido la marca de la entidad y la convirtió en pionera en la discusión sobre la relación entre las enfermedades cardiovasculares y otras especialidades. Desde 1993 mantiene su Departamento de Odontología, dirigido por cirujanos dentistas especializados en la atención de pacientes con necesidades especiales. El objetivo es promover el desarrollo científico orientado a la integración multidisciplinar en la atención odontológica del paciente cardíaco.
La junta prioriza la formación del cirujano dentista, trabajando en la educación odontológica dirigida a pacientes con cardiopatías, además de brindar información sobre salud bucal a la población. El departamento también se encarga de actualizar la gestión dental para personas con problemas cardíacos específicos. El grupo de trabajo tiende a minimizar los eventos que comprometen el estado clínico de los pacientes con ECV, sin que sea imposible acudir al dentista.
* Frederico Buhatem Medeiros es cirujano dentista y director científico del Departamento de Odontología de Socesp.
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