Hoy se cumple un nuevo aniversario de la muerte del líder de Nirvana. En las redes es recordado con cariño por sus fans y también con nostalgia porque ésta podría haber sido una muerte evitable. Era de público conocimiento que el cantante estaba enfermo y tenía una adicción no solo al alcohol sino también a las drogas y el tabaco que lo llevó a tener una tormentosa vida. Kurt Cobain además, sufría depresión, enfermedad que lo alejó por largas temporadas de sus amigos y familiares.
El cantante estuvo internado varias veces por sus adicciones pero nunca logró curarse. Desde niño fue diagnosticado con hiperactividad y trastorno de déficit de atención (ADD o TDAH), por lo que desde muy chico comenzó a tomar metilfenidato, un medicamento altamente adictivo. Por otro lado, sufría de un dolor crónico en el estómago que nunca tuvo un diagnóstico claro, según contó él mismo a la revista Rolling Stone. Por este motivo, empezó a tomar heroína porque -según él- aliviaba el dolor.
Esta serie de adicciones y enfermedades lo llevaron a varios intentos de suicidio hasta que el 5 de abril lo encontraron muerto de un disparo en el garage de su casa. Su camino de autodestrucción y descenso sin control es relatado fielmente en el documental dirigido por Brett Morgen, Montage of Heck. En este recorren su tormentosa vida, desde la infancia, la música y su relación con Courtney Love y la hija de ambos, Francis Bean.
La vida de Kurt Cobain refleja la sociedad en la que vivimos, donde es peor estar enfermo por adicción a las drogas y al alcohol que por otra patología, porque a fin de cuentas, las drogas siguen siendo un tema tabú que no se habla como enfermedad. El consumo de sustancias está a la vista de todos pero la prevención pareciera que no.
En conversación con MDZ, la doctora Marcela Waisman Campos -médica psiquiatra y neuróloga- de la Maestría en prevención y asistencia a la drogadependencia de la USAL, comenta que la adicción a las sustancias no es tomada como una enfermedad por la sociedad. Existen campañas de prevención, pero, a pesar de ello, después de los 13 años muchos adolescentes se acercan al consumo. ¿Las causas? Diversas. Puede ser para experimentar «cosas» nuevas de manera individual, o por presión social e incluso, por acercamiento familiar.
Waisman Campos recalca que es un proceso. «Hay un primer estadio donde la población general lo llama recreacional, pero no es conveniente la recreación, con el daño que eso es lo que pasa. Estas sustancias y nosotros le llamamos el ‘periodo silencioso’, el segundo momento donde aparecen los cambios anímicos relacionados a estos productos que básicamente son depresores o estimulantes, porque el cerebro tiene dos teclas, entonces hay 100 productos pero tocan las mismas teclas. Y tercer estadío es donde ya se instala un cuadro anímico y el cuarto estadío donde ya aparecen también trastornos en el pensamiento o lo que se llaman síntomas psicóticos», explica la experta.
«A nivel neurobiológico se sabe que el consumo repetido de una sustancia produce un efecto de tolerancia que hace que la persona necesite mas cantidad de droga para obtener el mismo efecto que obtenía al principio. Esto se da porque la sustancia produce cambios en el sistema nervioso. Sabemos que está instalada la adicción cuando dejar de consumir la droga se produce un síndrome de abstinencia», explica Valeria Teresa Pedrón, neuróloga de USAL.
Waisman Campos explica que hay dos maneras de tratar la enfermedad: puede ser mediante internación o sin internación, de acuerdo a múltiples factores. «Dentro de las internaciones, hay que diferenciar entre la clínica psiquiátrica y la comunidad terapéutica. Y entre de los tratamientos ambulatorios tenemos no especializados en adicciones o especializados en adicciones. Dentro de ellos, el adecuado tratamiento en general implica tres componentes: terapia individual, terapia grupal y tratamiento psiquiátrico. Esos son los tres componentes de un tratamiento eficaz validado», comenta.
La adicción a las sustancias resulta increíblemente difícil de dejar por varios motivos, uno de ellos es que se busca ayuda cuando ya está muy avanzada la enfermedad, ya sea por vergüenza a reconocerla o por no asumirla. «Es muy difícil porque los cambios que se producen en el cerebro no vuelven atrás y esto es un tema de gran interés para la investigación en neurociencias en el área. Lo que sabemos es que estos cambios que produjo la adicción vuelven a la persona muy vulnerable a las recaídas que pueden producirse por situaciones de mucho estrés, volver a los lugares en donde se consumía la droga o por volver a consumir la sustancia», concluye Pedrón.
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