Ciudadanos señalaron que durante su tratamiento por coronavirus llegaron a gastar hasta 60 mil pesos en la atención de la salud, compra de medicamentos complementarios, consultas privadas y entre otras necesidades.
Un caso de COVID-19 en una familia es preocupante desde distintas perspectivas, ya que, además de la preocupación por las condiciones de salud de los familiares, también se advierte sobre la afectación económica que representa llevar un tratamiento adecuado, tomando en cuenta el aislamiento y los cuidados médicos posteriores a la recuperación de los pacientes.
Aunque algunas familias cuentan con Seguro Social o ISSSTE, el enfrentarse a la saturación de las clínicas ha conllevado a que las y los jefes de familia busquen servicios de atención médica particular que, en muchos casos, proporcionan atención a distancia.
De acuerdo con un artículo publicado por la Procuraduría Federal del Consumidor en la página oficial del Gobierno Federal, cerca del 40 por ciento de la población acude a los servicios privados de salud, pagando cerca de 20 millones de pesos para atender un solo caso de COVID-19.
Además, puntualiza que los mexicanos se han visto obligados a endeudarse y vender sus bienes como casas o automóviles a cambio de una atención médica profesional y oportuna, de origen privado.
En ese sentido, indican que “el costo de atención a la salud por día ronda entre los 80 y cien mil pesos; por 14 días en observación a distancia 18 mil pesos y en terapia intensiva los costos pueden llegar a superar los 4 millones de pesos.
ALGUNOS CASOS
Tres personas que padecieron los síntomas del COVID-19 compitieron sus testimonios con VANGUARDIA e informaron sobre los gastos que realizaron mayoritariamente en pruebas, oxígeno, traslados, consulta médica privada y medicinas para su tratamiento durante la temporada de aislamiento.
Sofía Flores Arévalo, quien se contagió en el 2021 junto con su mamá, papá y sus dos hijas, calcula que durante el tratamiento ha gastado 90 mil pesos en pruebas, oxígeno, traslados, consulta médica privada, medicamentos complementarios a su tratamiento y pruebas de antígenos.
Dijo que, aunque los casos en su familia no fueron graves y solamente requirieron de aislamiento y no de hospitalización, el gasto derivó en afectaciones a la economía familiar de Sofía, quien es la única que cuenta con un trabajo remunerado junto con su hija de 22 años.
“Fue una temporada muy difícil para todos nosotros, gracias a Dios mis papás y mis hijas, ninguno de nosotros tuvimos que internarnos, pasamos la cuarentena en casa, mi papá si se puso un poco grave, de hecho, tuvimos que comprarle oxígeno y ahorita él todavía está llevando un tratamiento para su recuperación”, dijo.
Añadió que, “en el tratamiento para todos si nos gastamos unos 60 mil pesos, más las consultas de mi papá, el médico es privado, nosotros pagamos un seguro de gastos médicos mayores y a él lo atienden por videollamada, pagamos unos 8 mil pesos al mes para la cobertura de todos porque, aunque mi hija y yo tengamos IMSS sabemos que es muy difícil que nos atiendan”, explicó Sofía.
Otro caso es el de Daniel y Aracely, quienes arrancaron un negocio en 2019 y los ingresos de la pequeña empresa se vieron mermados con el cierre de establecimientos comerciales, teniendo que culminar con este negocio.
Sin embargo, la pareja resultó contagiada a principios del 2021, requiriendo tanques de oxigenación, consultas, medicamentos complementarios al tratamiento, además de insumos de higienización de espacios y productos especiales para evitar la propagación del COVID-19.
“Perdimos el olfato, llamamos al 911 y nos preguntaron qué síntomas teníamos, me confirmaron que era COVID, pero tenían que hacernos una PCR y fuimos, nos la hicieron, nos confirmaron que era COVID y nos recomendaron que nos aisláramos. Mi esposa es maestra entonces en el Magisterio batallamos mucho para que nos atendieran y contratamos un servicio médico particular que nos atiende en La Conchita, por teléfono, así fue como salimos”;
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“Hasta ahorita en el tratamiento por los dos hemos pagado 40 mil pesos, pero hemos tenido atención de calidad, tenemos un médico muy profesional que nos ha atendido muy bien, el tratamiento se basó en tomar paracetamol, ibuprofeno y loratadina para la pérdida del olfato y gusto, también antigripales, mucha vitamina C, agua, jugos verdes, antibióticos”, dijo Daniel.
Para Dianela Juárez, quien se contagió a mediados del 2021 y se atendiera en las clínicas del Seguro Social, recibió medicamentos para disminuir los síntomas y permanecer en aislamiento.
“Me recetaron inyecciones, se llaman “Clexane”, cada caja con dos ampolletas me costó mil 800 pesos porque no había en la farmacia del seguro, me compré tres cajas, yo creo que en el tratamiento de quince días me gasté casi diez mil pesos, yo sola, porque además me compré un termómetro y un oxímetro, mascarillas y pues comía de servicio a domicilio, también los medicamentos los pedí por las aplicaciones”, expuso.
¿SALUD UNIVERSAL Y GRATUITA?
De acuerdo con la página web soypaciente.org, -un proyecto que surge de la necesidad de contar con un sistema de salud confiable y eficiente centrado en los derechos humanos de los pacientes-, existe un sobrecosto en los precios de pruebas de COVID-19 y de los insumos para prevenir los contagios.
Por ejemplo, señalan que las pruebas de detección del coronavirus superaron un 230 por ciento los precios comparados con el 2020, costando de 6 mil a 25 mil pesos, cuando al inicio de la pandemia su precio no superaba los 2 mil 300 pesos por prueba.
En torno a insumos como paquetes de cubrebocas y gel antibacterial, exponen que los costos incrementaron un 100 por ciento dado que el precio promedio de diez mascarillas era de 23.99, aumentando a 50 pesos, mientras que el gel antibacterial se mantenía en los 13.83 pesos por 60 ml, subiendo hasta los 24 pesos.
Finalmente, detalla que “la atención médica privada en México se ha convertido en una alternativa para quienes buscan acceder a servicios de salud de forma oportuna para atender sus enfermedades” por lo que señalan la importancia de que los pacientes puedan decidir en dónde realizar sus tratamientos, conocer los servicios disponibles y conocer los precios de la atención médica.
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