La ofensiva rusa en Ucrania, que ha dejado miles de muertos entre civiles y militares, cumple este domingo dos meses sin que las partes hayan logrado avanzar en las negociaciones para establecer un alto el fuego.
Según la ONU, al menos 2.200 civiles han fallecido desde el inicio de la campaña militar rusa en Ucrania el pasado 24 de febrero, que ha causado también múltiples bajas en las filas de ambos ejércitos. Hasta ahora han reconocido 1.351 muertos por parte de Rusia y entre 2.500 y 3.000 por parte de Ucrania.
Supervivientes del bombardeo de Gernika, del que se cumplen 85 años, ven «con mucha tristeza» cómo el «horror» que vivieron en su niñez se repite ahora en la guerra de Ucrania y muestran su empatía hacia los refugiados de ese país: «Que tengan esperanza. Saldrán adelante como hicimos los demás», animan.
En ese mensaje han coincidido las supervivientes Crucita Etxabe y Mari Carmen Aguirre, ambas de 91 años, en sendas entrevistas con Efetv. Las dos eran unas niñas de corta edad cuando el 26 de abril de 1937 la aviación alemana al servicio del general Franco bombardeó y arrasó Gernika.
La ONU pidió este domingo una tregua «inmediata» en la sitiada ciudad ucraniana de Mariúpol, en el sureste del país, con el fin de evacuar a civiles atrapados en la localidad.
«Necesitamos una pausa en los combates para salvar vidas. Cuanto más esperemos, más vidas estarán en riesgo. Tiene que permitirse que sean evacuados de forma segura ahora, hoy. Mañana podría ser demasiado tarde», dijo en un comunicado el coordinador de Naciones Unidas para la crisis en Ucrania, Amin Awad.
Con la decisión de Vladímir Putin, esta semana, de declarar tomada la ciudad de Mariúpol a pesar de que
un reducto de fuerzas ucranianas resiste en la planta siderúrgica de Azovstal ha dado comienzo un asedio a hambre y sed equiparable al de una fortaleza medieval. No está claro cuántas personas permanecen en su interior; se cree que unos 2.000 combatientes y un número indeterminado de civiles. Al parecer, las fuerzas rusas han volado los accesos y colocado francotiradores para que, tal como dijera el presidente ruso, no “vuele ni una mosca”, ni hacia fuera ni hacia dentro.
La toma de la ciudad de Mariúpol se ha demorado semanas, con sucesivos
aplazamientos de su caída en los que mucho tuvieron que ver los anuncios del líder checheno Ramzán Kadírov, cuyas fuerzas pasaban por ser las encargadas de la conquista. Hubo reniegos por parte de oficiales rusos –y comentarios de sus homólogos ucranianos– sobre una supuesta falta de combatividad de los
kadirovtsy , más útiles para la represión que para el combate urbano.
Rusia informó este domingo de que una aldea de la región de Bélgorod fue bombardeada desde el territorio ucraniano.
«Ha sido un proyectil, no seis como dicen algunas fuentes sin contrastar», dijo el funcionario local Vladímir Pertsev en Telegram. Agregó que el proyectil cayó en el campo sin causar víctimas ni daños. «La situación en la aldea es tranquila».
El pasado 1 de abril Rusia acusó a Ucrania de atacar un depósito de petróleo situado en las afueras de la ciudad rusa de Bélgorod, lo que causó un gran incendio. Otros incidentes fronterizos fueron reportados por medios locales a mediados del mes.
Misha tiene cinco años y desde hace dos meses vive con su madre y su tía en un almacén subterráneo, un espacio lúgubre, pensado para guardar lo que no se necesita pero tampoco se quiere tirar.
Hoy es el hogar de decenas de familias que se guarecen de las bombas como quien lo hace de tiempo maligno.
El sótano se encuentra en Dergachi, una población al norte de Járvik, situada a una quincena de kilómetros de la artillería rusa que golpea día y noche con obuses y cohetes.
España se sitúa entre los países menos reacios a enviar tropas a Ucrania y más abiertos a acoger a los refugiados que huyen de la guerra desatada tras la invasión rusa. Así lo refleja un sondeo de Ipsos realizado en 10 países europeos –entre los que figuran Alemania, Francia, Italia o Reino Unido–, sobre una muestra de 10.000 entrevistas efectuadas entre el 25 de marzo y el 3 de abril. En concreto, mientras cerca del 60 % de los europeos se opondrían a enviar tropas a Ucrania para afrontar un conflicto en el que la dimensión militar resulta cada vez más decisiva, ese rechazo cae al 42 % entre los españoles (junto a un 35 % que no se pronuncia).
Solo los británicos (un 24 %) son más partidarios de intervenir militarmente en el conflicto, aunque por un margen de un punto sobre los españoles (23 %). En cambio, el nivel de rechazo es mayor en Gran Bretaña, ya que roza el 48 %, seis puntos más. Los más opuestos al envío de tropas son los húngaros (más del 83 %), que sufrieron una intervención soviética hace casi 70 años. Paralelamente, Alemania, Italia y Polonia registran también las tasas más reducidas de apoyo al envío de tropas.
El presidente de Ucrania. Volodímir Zelenski, ha felicitado al presidente francés Emmanuel Macron por su reelección y victoria frente a la ultraderechista Marine Le Pen en las elecciones de este domingo.
«Enhorabuena a Emmanuel Macron, un verdadero amigo de Ucrania, por la reelección. Le deseo nuevos éxitos por el bien del pueblo. Agradezco su apoyo y estoy convencido de que avanzamos juntos hacia nuevas victorias comunes. ¡Hacia una Europa fuerte y unida!», ha escrito el mandatario ucraniano en su perfil oficial en la red social Twitter.
Macron, que obtuvo la presidencia del país en la segunda vuelta de las elecciones celebradas este domingo, ha mantenido un estrecho contacto con el presidente ucraniano como mediador en la invasión de ese país por parte del ejército de Rusia, con cuyo presidente, Vladímir Putin, también se mantuvo en contacto.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, llegaron a Kyiv el domingo por la noche y sostuvieron conversaciones con el presidente Volodymyr Zelenskiy, dijo un asistente del líder ucraniano, cuando la invasión de Rusia entró en su tercer mes.
Se espera que Zelenskiy les haya pedido armas más poderosas para repeler una ofensiva rusa en el sur y el este, a la que llamó la Batalla del Donbass.
El viaje de Blinken y Austin, anunciado anteriormente por Zelenskiy, sería la visita de más alto nivel a Ucrania por parte de funcionarios estadounidenses desde que el presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó la invasión del país el 24 de febrero.
El secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, y el de Defensa, Lloyd Austin, llegaron ya a Ucrania y se encuentran reunidos con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. Así lo confirmó el asesor de la Presidencia ucraniana, Oleksiy Arestovych, en el programa Feygin Live.
El presidente ucraniano anunció ayer en rueda de prensa la llegada hoy a Ucrania del secretario de Estado estadounidense y el jefe del Pentágono, al tiempo que expresó su esperanza de que muy pronto la situación de seguridad permita la visita también del jefe de la Casa Blanca, Joe Biden.
Zelenski agradeció hoy en un mensaje en Twitter al presidente y al pueblo estadounidense «el liderazgo en el apoyo a Ucrania». «Han pasado dos meses de heroica resistencia de Ucrania a la agresión rusa», recordó, y agregó que «hoy el pueblo ucraniano está unido y es fuerte, y la amistad y la asociación entre Ucrania y Estados Unidos son más fuertes que nunca».
El Instituto de Comunicación de Masas de Ucrania (IMI, por sus siglas en inglés) ha constatado que 21 periodistas han muerto, nueve han resultado heridos y 15 se encuentran desaparecidos desde el comienzo, hace exactamente dos meses, de la invasión rusa del país, tiempo durante el cual Rusia ha cometido, según la organización, 243 ataques contra profesionales e instalaciones de medios de comunicación en el país.
El IMI acusa a Rusia de bombardear al menos once torres de comunicación, intimidar a periodistas y bloquear el acceso a medios de información ucranianos en Rusia. Estas acciones, denuncia, han obligado al cierre de 106 medios de comunicación regionales por «las amenazas de los ocupantes rusos o las tomas por la fuerza de salas de redacción» que han provocado la «imposibilidad de trabajar bajo ocupación temporal e imprimir periódicos».
Más de 20.000 personas han muerto en la ciudad ucraniana de Mariúpol, en el sureste del país, como consecuencia de la ofensiva militar rusa sobre esta zona, según un nuevo balance de víctimas ofrecido por las autoridades locales.
El alcalde, Vadim Boichenko, ha alertado en una entrevista de que más de 100.000 personas permanecen atrapadas en Mariúpol, objetivo de un férreo asedio ruso, según la agencia de noticias UNIAN. La evacuación de civiles ha vuelto a ser imposible este domingo, por segundo día consecutivo.
La viceprimera ministra de Ucrania, Irina Vereschukha, ha indicado que «el método más eficaz» para evacuar a los civiles de Mariúpol podría ser una intervención de la ONU. Está previsto que el secretario general de la ONU, António Guterres, visite Turquía, Rusia y Ucrania en los próximos días.
La comisaria de Derechos Humanos del Parlamento Ucraniano, Liudmila Denisova, ha advertido de que Rusia está internando a prisioneros de guerra ucranianos en campos de trabajo diseñados para el cumplimiento de penas por delitos, lo que supone una violación de las convenciones de Ginebra.
En concreto se ha referido a dos campos de trabajo situados en la región de Rostov del Don, muy cerca del territorio ucraniano, que han sido vaciados para alojar a los prisioneros ucranianos.
Estos prisioneros están siendo controlados por funcionarios de prisiones en condiciones mucho peores que las contempladas en las convenciones de Ginebra para el tratamiento de prisioneros de guerra.
Odesa sufrió este sábado el peor ataque de la guerra, justo un día después de que un general ruso anunciara que el objetivo militar de Moscú es ocupar el Donbass y todo el sur de Ucrania hasta enlazar con Transnístria, la región separatista de Moldavia. Seis misiles destruyeron una instalación militar y dos bloques de viviendas. Cinco personas murieron, entre ellas un bebé de tres meses, y 18 resultaron heridas, según comunicaron las autoridades locales.
Los misiles los lanzó el bombardero estratégico Túpolovev TU-95, un avión de origen soviético con un radio de acción de 15.000 kilómetros. Las defensas antiaéreas ucranianas aseguran haber derribado algún cohete, pero seis hicieron impacto.
La viceprimera ministra de Ucrania, Irina Vereschuk, ha informado este domingo de que el intento de establecer un corredor humanitario para evacuar a civiles de la ciudad de Mariúpol, sitiada por las fuerzas rusas, ha fracasado un día más.
Vereschuk ha explicado que Rusia no ha confirmado el alto el fuego necesario para garantizar la seguridad en el corredor humanitario. «Lo intentaremos otra vez mañana», ha explicado Vereschuk en declaraciones recogidas por la televisión ucraniana
Channel 24.
La ‘número dos’ del Gobierno ucraniano ha indicado que «el método más eficaz» para evacuar a los civiles de Mariúpol podría ser una intervención de la ONU. Está previsto que el secretario general de la ONU, António Guterres, visite Turquía, Rusia y Ucrania en los próximos días.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha dirigido este domingo un mensaje a sus compatriotas con motivo de la celebración de la Pascua ortodoxa centrado este año en la esperanza en medio de la guerra con Rusia.
«En esta época de Pascua le pedimos a Dios que nos conceda su gracia y conceda a Ucrania la paz, la reconciliación y buenos augurios», ha afirmado Zelenski.
Este año la Pascua ortodoxa coincide además justo con los dos meses del inicio de la invasión rusa, lanzada el 24 de febrero. «Hace un año celebramos la Pascua en nuestros hogares debido a la pandemia. Este año seguimos sin poder celebrar la resurrección de Cristo como de costumbre debido a otro virus, una plaga llamada guerra», se ha lamentado.
La ofensiva rusa en Ucrania, que ha dejado miles de muertos entre civiles y militares, cumple este domingo dos meses sin que las partes hayan logrado avanzar en las negociaciones para establecer un alto el fuego.
Según la ONU, al menos 2.200 civiles han fallecido desde el inicio de la campaña militar rusa en Ucrania el pasado 24 de febrero, que ha causado también múltiples bajas en las filas de ambos ejércitos. Hasta ahora han reconocido 1.351 muertos por parte de Rusia y entre 2.500 y 3.000 por parte de Ucrania.
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