Morelia, Michoacán.- Han pasado 15 días desde que el fotoperiodista Juan José Estrada Serafín fue agredido por guardias de seguridad de un secretario del gobierno de Alfredo Ramírez Bedolla, gobernador morenista de Michoacán. La Fiscalía Especializada en Materia de Derechos Humanos y Libertad de Expresión no tiene avances en el caso.
El fotoperiodista dio a conocer su caso a través de redes sociales, donde informó que durante la cobertura del traslado de los presuntos integrantes de Pueblos Unidos, fue interceptado por unos guardias que escoltaban la camioneta de un funcionario público, quienes lo amagaron y le arrebataron su cámara fotográfica.
El día de los hechos, Serafín – como lo conocen sus compañeros de trabajo- reveló lo sucedido, expuso la situación que vivió y exigió que se le devuelva su equipo, pues sabe que las personas que lo violentaron pertenecen al Gobierno de Michoacán.
«El día de hoy, cerca de las 12 del día. Dos presuntos escoltas, con lujo de violencia, me despojaron de mi equipo de trabajo. Una Sony A7III. Esto ocurrió durante la cobertura de traslado de los 167 detenidos del poder judicial al Cereso David Franco Rodríguez. Las dos personas que me robaron el equipo iban en una camioneta blanca escoltando una camioneta tipo Suburban Blanca. No podemos permitir más violencia a nosotros los periodistas. Exijo me sea devuelto mi equipo íntegro de manera inmediata y el cese al hostigamiento al gremio».
Serafín contó para El Debate que día en cuestión él viajaba en su automóvil, esperaba la caravana de los detenidos, cuando decidió hacer una fotografía de las acciones que estaban tomando los escoltas en cuestión contra las personas que circulaban en la zona, de pronto dos sujetos se bajaron para arrebatarle su equipo fotográfico.
«Yo iba a cubrir el traslado de Pueblos Unidos, iba un funcionario en una Suburban y sus escoltas iban atrás, los escoltas empujaron a alguien en una moto, yo quise tomar esa foto y no me dejaron esos cabrones, porque se vinieron en contra de mí, dos weyes me sacaron -del auto- ahorcándome y me quitaron mi cámara», relata Serafín aún con mucho coraje.
Tras lo sucedido, Serafín se presentó en la fiscalía para denunciar los hechos, contó todo lo que sucedió, en los exámenes médicos que le practicaron se revelaron las heridas causadas por el ahorcamiento que sufrió, y comenta que cerca del lugar hay cámaras de seguridad del gobierno que pueden revelar quienes fueron los agresores.
«Los de la Fiscalía se están haciendo bien weyes, siempre me he comunicado para saber como va mi caso, ayer ví a los de Derechos Humanos y les dije que tengo miedo, me emitieron una recomendación y se las fui a llevar a la Fiscalía, y entonces se empezaron a mover las cosas», reveló.
Serafín es un fotoperiodista nacido en una de las zonas p’urhépechas de Michoacán, esto le ha permitido tener acceso a mucha información en materia de seguridad, ha trabajado reportajes a nivel mundial sobre la problemática del crimen organizado, la creación de las autodefensas y rondas comunitarias.
Sus fotografías y textos se ha publicado en el New York Times, Vice News, The Guardian, es colaborador de la agencia Cuartoscuro y de otros medios internacionales. Serafín comenta que no comprende por qué se le violaron sus derechos relativos a la libertad de prensa.
«Con este nuevo gobierno de la 4T no hecho ningún reportaje muy acá, no sé por qué me sucedió esto», comentó.
No es la primera vez que a Serafín le sucede algo como esto, ha tenido roces con la Marina en la costa del estado y con algunos policías municipales, pero nunca había sido por parte de un funcionario de este nivel, ni de este Gobierno de Michoacán.
El hecho de que a Serafín lo despojaran de su equipo fotográfico tiene un gran impacto en su vida profesional, pues esto le impide continuar trabajando y llevando sustento a su familia, es un hecho que sin duda alguna coopta su libertad de expresión.
A nivel mundial el fotoperiodismo es una de las labores más peligrosas, la libertad de expresión de la prensa está amenazada de muchas formas y en muchos lugares, los fotógrafos cada vez corren más peligro, el caso de Serafín es uno de los ejemplos de lo que vive el gremio periodístico en México.
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