Identificada primero en simios en 1958 y luego en humanos en 1970, la viruela del mono, endémica en África, ha cruzado las fronteras hasta convertirse en una emergencia de salud pública de índole internacional, que ya está presente en más de 100 países.
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Los contagios por este inusitado brote de la enfermedad, también llamada viruela símica, ya superan los 50.500 casos concentrados en Europa y América.
Un virus que tienen en alerta general a las autoridades sanitarias a nivel mundial, quienes intentan contrarrestar su avance y la gravedad de los casos positivos.
El objetivo es que no se repita la historia del COVID-19, ya que si bien es menos mortal, solo se contabilizan 16 muertes en todo el mundo, es una infección viral que no se debe subestimar.
Las vacunas utilizadas durante el programa de erradicación de la viruela también proporcionaron protección contra la viruela símica.
En la actualidad hay tres vacunas recomendadas contra esta enfermedad, adicionales a la convencional, que fue producida hace más de 40 años. Igualmente, se ha autorizado un antivírico desarrollado para el tratamiento de la viruela.
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A continuación, María Fernanda Gutiérrez, viróloga de la Pontificia Universidad Javeriana, despeja algunos interrogantes a Vanguardia sobre la viruela símica, que deja al menos 582 personas contagiadas en Colombia, cuatro de ellas en Santander.
¿Por qué se usan vacunas que fueron desarrolladas contra la viruela humana?
La viróloga María Fernanda Gutiérrez explica que la inmunidad es similar en ambos casos, pero las vacunas de hace 40 ó 50 años ya no se utilizan porque no existen, ni tampoco medicamentos antivirales de ese entonces, porque son específicos para determinados virus. Así que es necesario el desarrollo de otros biológicos, si bien los datos de su eficacia son limitados en el caso de la viruela del mono, aclara.
¿Cuál es la razón por la cual la OMS descarta la vacunación masiva?
La razón, según la experta, es que aún no se ha clasificado como una pandemia. “No es una enfermedad aguda como lo es el COVD-19, tiene un comportamiento viral completamente distinto y las vacunas que hay actualmente en el mercado tienen efectos secundarios importantes y por ello, no hay una vacuna específica contra esta enfermedad; además, ha transcurrido poco tiempo para poder producirla”, dice.
Igualmente señala que su comportamiento viral no es de virus agudo, es un virus que hace una infección autolimitada con baja mortalidad y eso lo excluye para el desarrollo de una vacuna de carácter urgente.
¿Preocupa una posible desigualdad en el acceso a las vacunas como pasó con el COVID-19?
La viróloga considera que no es probable, ya que hay pocas vacunas en el mercado. La pregunta de fondo, anota, es saber que si en caso de tener a acceso a ellas, quiénes serían inmunizados: el gremio médicos, la población en riesgo, o vulnerable.
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