En diálogo con UNO, el profesor Pannone repasó los inicios del Club de Programación, el trabajo mancomunado que se desarrolla, como así también el paso a paso de un proyecto que se gestó con el fin de ser de utilidad para los compañeros.
«En el instituto del CAE se está trabajando desde hace mucho tiempo en talleres -dentro del ámbito de la curricula- de diferentes especialidades. Los chicos tuvieron la inquietud de la programación y con la pandemia lo fuimos haciendo primero de forma virtual y luego se transformó en un Club de Programación con diferentes proyectos; uno de ellos fue el prototipo de asistente virtual para alumnos con algunas discapacidades», describió el docente.
Si bien el proyecto distinguido corresponde a los alumnos de 5º año de la escuela del CAE, al Club de Programación se pueden incorporar chicos de todos los cursos, de acuerdo a su interés y en horario extracurricular.
«Siempre tratamos entre los docentes de mejorar el acceso a los conocimiento, de incluir a los alumnos que tienen alguna discapacidad, entonces esa inquietud la planteamos como un desafío dentro del club y tuvimos el asesoramiento de especialistas que nos fueron coordinando. El proyecto todavía está en desarrollo y se trabaja para mejorarlo con chicos dentro del espacio aúlico, para seguir modificando el prototipo y llegar a un producto final más específico y concreto, que tenga una aplicabilidad más grande», explicó Pannone.
En un video que subieron a redes sociales del colegio, los alumnos explican el desarrollo de la idea. Cada uno se presenta y describe su función en la iniciativa: Arturo Jorge es el programador principal, Franco Cali hace testeo de las aplicaciones y colabora en la programación y Octavio Narvaja realiza marketing digital, difusión y desarrollo web.
Entre los tres resumen el proyecto: «En un primer paso se ayuda a los alumnos con discapacidad a comunicarse con el docente de forma visual; la segunda parte ayuda al alumno a comunicarse de forma auditiva, gracias a una inteligencia artificial se reconoce lo que dice el docente y escribe la información al alumno que tiene la opción de agregar preguntas en un documento de Google y que el docente las pueda responder».
A lo que el docente a cargo explicó: «Son varios pasos, nosotros trabajamos pictogramas, reconocimiento de voz y después el traductor o el sintetizador de voz que convierte texto a voz; con esas herramientas y recursos cognitivos los chicos van interactuando, se busca generar un vínculo o un espacio de comunicación con el docente y el chico con discapacidad, eso es lo que explican en el video que realizaron».
Enseñar entre compañeros
«Nosotros participamos en algunas instancias y eso ayudó a motivar a los chicos a realizarlo y verle la utilidad, salir un poco del juego -hemos creado varios- pero la idea es generar tecnología que sea de utilidad, pensando en los demás», dijo Pannone.
Así llegaron a Cerrito donde reconocieron el trabajo de los alumnos. «Participamos en otras instancias pero ahí se pudo desarrollar la finalidad y capacidad de ellos».
El Club de Programación tiene una estructura para lograr que los conocimientos se compartan.
«Ahora ampliamos el taller y estamos trabajando en varios proyectos, diseño web, aplicaciones móviles y desarrollo de software complejo que es para chicos que tienen más conocimiento. Primero empezamos con una capacitación nivelatoria, los mismos alumnos se van autogestionando el aprendizaje, es decir, ellos son tutores de sus compañeros, lo que aprendieron en años anteriores lo van trasladando, obviamente siempre con la guía de los docentes que vamos acompañando los procesos; investigan, trabajan por proyecto, con una finalidad, llegar a un punto, aprendiendo todas las cosas necesarias para poder concretar ese objetivo. Una metodología de aprendizaje basado en proyecto», describió.
Con el apoyo de la directora de la institución, Susana Analía Hernández, lo que los docentes del CAE buscaron con los talleres fue responder las inquietudes de los alumnos en cuestiones técnicas.
«Los chicos están muy entusiasmados, es como una retroalimentación de lo que van haciendo. El primer proceso es el aprendizaje que tienen porque pueden complejizar sus conocimientos en aplicaciones, en cosas que van viendo; segundo el reconocimiento de los pares porque en toda la institución se vio el video, se los nombró, es algo bueno y tercero que la aplicación haya salido de la escuela y tenga mención los motiva. Este año se incorporaron un montón de chicos viendo ese proyecto que arrancó siendo sólo de tres alumnos», contó con entusiasmo el docente.
Además, Pannone destacó que el trabajo en pandemia fue virtual y los alumnos dedicaron tiempo extra a la tecnología para hacer crecer la idea.
«Esto es transversal, no sólo es técnica, está también la cuestión social, humanística, siempre les digo que los talleres y las capacitaciones sirven para aprender a trabajar en equipo. La verdad que ver a los chicos que autogestionan el conocimiento, que los mismos alumnos que uno capacitó están trasladando su saber a otros es muy gratificante para un docente», finalizó.
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