María Álvarez, coordinadora de Regulatory Affairs de la Asociación Española de Medicamentos Genéricos (Aeseg).
«En el SPR se crean conjuntos por principio activo y los VAM, que son desarrollados a partir de moléculas conocidas, cambian la forma terapéutica pero siguen manteniendo el principio y siguen quedándose igual. Entonces las mejoras de estos productos no se tienen en cuenta», afirma María Álvarez, coordinadora de Regulatory Affairs de Aeseg.
En este sentido, sacar al fármaco que ha tenido una mejora durante dos años del sistema y permitir que tenga un precio distinto durante una temporada es la idea que más beneficios tendría. De esta forma, en palabras de Álvarez, la compañía recuperaría la inversión y sería un incentivo para apostar por estos medicamentos: «Así no tendría ni el precio del innovador ni el del grupo homogéneo, sino uno intermedio».
La Estrategia Farmacéutica Europea es la llave
¿Cuándo podría ser una realidad este cambio? Actualmente hay dos legislaciones que hacen tener esperanza a Aeseg. Por un lado, la Estrategia Farmacéutica Europea cuya aprobación se espera próximamente y marcará las reglas del juego a nivel europeo; y por otro, la reforma de la Ley de Garantías. «Están muy relacionadas ambas normas, según lo que pase en Europa, habrá que aplicarlo a nivel nacional«, sostiene Álvarez.
Álvarez: «Impulsar el desarrollo de los medicamentos con valor añadido puede traer innovación a España, ya que las compañías pequeñas locales pueden crearlos» |
De hecho, Bélgica e Italia son ahora países modelos en este aspecto porque están adaptando sus sistemas de precio a los medicamentos con mejoras o modificaciones. Mientras que Estados Unidos, a pesar de tener procedimientos diferentes de financiación, han sido capaz de «darles hueco» a estos fármacos. «Tenemos que ver que hay compañías con estos medicamentos que llegan a EEUU y a Europa no», apunta Álvarez.
Beneficios de los medicamentos con valor añadido
Respecto a las ventajas de fomentar los VAM, Álvarez subraya que el principal beneficiado es el paciente. «Al final, los medicamentos con valor añadido se caracterizan porque llevan años comercializándose con éxito y las mejoras suelen ser, por ejemplo, tomar menos pastillas o no requerir el desplazamiento al hospital y poder administrarse el tratamiento en casa«, ha concretado.
No obstante, al sistema sanitario también le resultan rentables estos avances porque ahorra costes al mejorar la adherencia de los pacientes no hay tantas recaídas; pero también, se gana tiempo que se puede dedicar a otras necesidades sanitarias.
De hecho, el pasado año, Aeseg creó un grupo de trabajo para analizar los retos que supone introducir estos fármacos en el actual Sistema Nacional de Salud (SNS) y una de las principales conclusiones es que las compañías no tienen «suficientes incentivos» para desarrollar estos productos. «Su impulso sería una fórmula para traer la innovación a España, porque este tipo de fármacos los pueden hacer las compañías de pequeño y mediano tamaño, que muchas son nacionales. No es tan arriesgado como crear un producto de cero, porque ya se conoce, se utiliza y se sabe que es seguro», expone Álvarez.
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