La familia de la turista que se accidentó en El Yunque compartió novedades sobre la recuperación de Beth Callahan, quien resbaló mientras estaba de vacaciones en Puerto Rico, luego de renunciar a su trabajo tras pasar dos años atendiendo pacientes contagiados con covid-19.
EL VOCERO está pendiente de la recuperación de la mujer y publica periódicamente actualizaciones de sus avances. Desde la última noticia publicada, Beth Callahan ha dado importantes avances.
El pasado 18 de marzo, la familia Callahan publicó en un diario que actualizan varias veces al mes que la asistente médica está “¡subiendo de categoría!”.
“Beth ha dejado hoy el Beth Israel Deaconess Medical Center (BIDMC) para pasar a la red de (rehabilitación del centro) Spaulding. Estamos muy emocionados porque vivimos en una de las mejores ciudades hospitalarias del mundo y Spaulding es el mejor para la programación de rehabilitación en la zona”, explicó su hermana, Sarah Nethercote.
Asimismo, aseguró que “Beth tiene un largo camino por delante, pero ahora está médicamente sana y empezará a recibir cuidados diseñados para satisfacer sus necesidades y hacerla pasar a la siguiente etapa de su recuperación”.
Luego de varios días sin ofrecer actualizaciones, el 24 de marzo, Nethercote, informó que Beth estuvo varias semanas bajo evaluaciones médicas desde que llegó al centro Spaulding en Cambridge.
“Ha tenido algunos pequeños altibajos… le colocaron una tráquea más pequeña, lo cual es bueno y forma parte del proceso; ha estado recibiendo terapia física, terapia ocupacional y logopedia (para cuando pueda hablar); ha estado recibiendo algunos buenos «ejercicios» y botas para evitar que los músculos de sus pies se agoten, de modo que cuando esté lista para caminar pueda hacerlo», detalló.
También, mencionó que le suministraron una pequeña dosis de ativan -medicamento utilizado para el descanso y control del sistema nervioso- para ayudar a Beth a calmar su cerebro, ya que, según el personal médico, “existe la posibilidad de que haya tenido una pequeña convulsión”.
Ante eso, los doctores del departamento de neurología del BIDMC, donde estuvo hospitalizada antes de llegar al centro Spaulding, le realizaron una consulta de rutina.
Hasta el momento, Beth continúa tomando medicamentos anticonvulsivos, pues “su cerebro todavía está en tormenta y necesitará meses para curarse y algunos de sus movimientos, como los espasmos, son indicios de ello”, indicó su hermana.
Según los médicos, la neurostorming que sufre Beth «se produce cuando el sistema nervioso autónomo (ANS), el sistema nervioso central (CNS), el sistema nervioso simpático (SNS) y el sistema nervioso para-simpático (PSNS) tienen dificultades para regularse después de las lesiones cerebrales graves”.
Adicional a eso, Beth tiene un tipo de infección que “no parece ser un gran problema”, ya que según su hermana no tiene fiebre y el conteo de glóbulos blancos está bien.
Una de las enfermeras le recomendó a la familia mencionarle sus nombres una vez estén dentro de la habitación “porque probablemente no pueda verlos en su estado actual”, pero sí escucharlos.
Pese a todos los diagnósticos médicos tras la caída en El Yunque que casi le cuesta la vida a Beth, la familia Callahan no pierde la esperanza de que se recupere por completo.
“La recuperación de Beth, sea cual sea, llevará muchos, muchos meses. Y todavía estamos muy lejos de cualquier tipo de pronóstico sobre su estado”, sostuvo Sarah.
Su hermana narró que hay semanas que la asistente médica se pasa todo el día durmiendo “y puede parecer que no está mejorando, pero semana a semana, estoy viendo una mejora en general, aunque sea leve”.
El personal médico sostiene que la mujer, que tiene dos hijos y está casada, todavía permanece bajo un estado de mínima consciencia. Su hermana Sarah aseguró que durante sus visitas, Beth “se anima inmediatamente” cuando ella le habla, abre sus ojos “y a veces, me sigue un poco, me oye y sabe que estoy ahí”.
“El otro día movió el brazo y me tocó la cara, como si quisiera hacerlo y fue algo increíble. Tener esa conexión con mi hermana, aunque sea efímera y nadie la vea más que yo y tal vez sea involuntaria, fue muy agradable”, relató.
“Sé que era ella, mi Bethy. Está ahí dentro, en algún lugar, y puede que tarde meses en volver, pero esperaré”, agregó.
Una semana más tarde. El 29 de marzo ocurrió un movimiento inesperado. “Me ha tomado la mano”, festejaba Sarah en la habitación.
“Hoy Beth me ha tendido la mano porque quería cogerme a mí en lugar de que yo la cogiera a ella”, aseguró.
“Beth está trabajando al máximo”, afirmó.
Dada la mejoría, Sarah indicó que su hermana “está viendo a los terapeutas ocupacionales, físicos y del habla y el lenguaje, a veces los tres en un día”.
“Desde entonces, está mostrando un proceso constante y está decididamente más despierta y con los ojos abiertos durante el día”, resaltó.
Ante los avances de recuperación, los médicos optaron por ir tapando poco a poco “su traqueotomía durante el día, Si todo va bien, la taparán por la noche. Si va bien, se la quitarán por completo, y no habrá más tubos en su garganta”.
Además, Sarah relató que “la enfermera se emocionó al decirme que había seguido varias órdenes” durante las terapias físicas que toma a diario.
“Están haciendo un gran trabajo con ella, y estoy esperanzada”, sostuvo.
Sarah indicó que sus días favoritos de visita son cuando puede pasar tiempo con el esposo de Beth, Dan, y cuando reciben buenas noticias porque las pueden celebrar juntos.
El 30 de marzo fue uno de esos días, ya que les indicaron que la asistente médica “aumentó a un 17 en la escala de recuperación del coma” en el que estaba y ahora Beth aprieta la mano cuando se lo piden. También usa su mano derecha para rascarse la cara y sostener su cabeza con el puño.
“¡Quiero decir que esta chica lo está haciendo!”, exclamó.
Nethercote explicó que desde que Beth llegó a Spaulding “ha hecho grandes progresos” y que como familia están “muy contentos de que esté allí y mejorando”.
Otro sábado de visitas. El 7 de abril, la nostalgia invadió a Sarah. “Tengo que admitir que a menudo miro con nostalgia a los otros pacientes que están comiendo o sentados en una silla de ruedas o hablando con su familia, y pienso que no sé cómo va a llegar allí”.
También indicó que Beth ha logrado avances significativos como responder sí con el pulgar hacia arriba o no con el pulgar hacia abajo. «Está empezando a utilizar algunos tableros de comunicación básicos e incluso ha deletreado algunas palabras con señas”, detalló.
«Cada día se comunica más y empieza a esforzarse en algunas terapias, (aunque) cada sesión la agota. Todavía no habla y hemos visto que apenas mueve el brazo y la pierna izquierda”, agregó.
“Beth está más consciente que nunca cada día, lo que es a la vez una bendición y una maldición”, mencionó su hermana en referencia a los padecimientos que implica la recuperación.
La asistente médica “está agitada y frustrada por su incapacidad para comunicarse plenamente. Quiere ver fotos y oír hablar de los niños. Cuando le pregunté si quería verlos, me dijo que no. No quiere que la vean así”.
Entretanto, la familia llevó a cabo una reunión con los médicos para hablar de «cómo podría ser la vida de Beth en los próximos seis meses».
«Necesita mucha ayuda”, dijo Sarah.
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