Manuel Moreno Capa (Director de GESTORES) | Los acelerones y frenazos de valores como Tesla suponen una lección para los inversores: tecnología, sí, por supuesto, pero mejor invertir en ella bien acompañado. Por si aún no estaba claro, los efectos del coronavirus han demostrado que las nuevas tecnológicas ya son el presente y el futuro de la economía… pero es más recomendable apostar por ellas a través de fondos de inversión especializados, ya que operar por libre en este volátil mercado no está al alcance de cualquiera.
¿Cómo es posible que una empresa que fabrica menos del uno por ciento de todos los automóviles del mundo, el 11 de agosto superara en Bolsa el valor de Toyota y Ford juntos? Vale, su fundador, el polémico Elon Musk, fabrica también cohetes espaciales y es un auténtico visionario. Pero su empresa sigue haciendo un puñado de automóviles eléctricos, pocos más que cuando el pasado mes de enero el valor bursátil de Tesla superó ya al de Volkswagen… uno de los líderes mundiales del automóvil que, por cierto, está a punto de inundar el mercado de coches a pilas, que también producen a gran ritmo el consorcio Nissan-Renault, el gigante Toyota (mayor fabricante mundial de automóviles) y unas cuantas marcas más. No hay que irse muy lejos para comprobarlo: Ford fabrica ya en su planta valenciana de Almussafes el primer híbrido enchufable producido en España. Tesla habrá sido el pionero, pero le están saliendo fuertes competidores por doquier.
La escalada bursátil de Tesla, fundada más en expectativas que en realidades, no puede evitar sobresaltos como el provocado por el desdoblamiento de acciones del pasado 31 de agosto, o como el desplome de más del 20 por ciento el 8 de septiembre cuando sus títulos no fueron incluidos en el índice S&P 500, precisamente uno de los más alcistas del año gracias al impulso de las grandes tecnológicas presentes en él.
La historia de Tesla no es, además, la única. No pierdan de vista a Nikola, que no sólo completa el nombre del famoso Nikola Tesla, el genio de la electricidad y el electromagnetismo nacido en Croacia en 1856. Si la empresa de Musk eligió este prestigioso apellido para sus coches, otro carismático empresario, Trevor Milton, ha elegido el nombre Nikola para bautizar a su empresa de camiones eléctricos y de hidrógeno.
Nikola aún no ha fabricado ni un solo camión, pero cotiza en el Nasdaq desde el pasado 4 de junio y ya ha llegado a valer en el mercado más de 30.000 millones de dólares, una cifra cercana a la capitalización de Ford. Buena parte de este acelerón de Nikola se debe a al apoyo de una empresa de capital riesgo, VectoIQ, con la que se ha fusionado para garantizarse 700 millones de dólares que invertirá en desarrollar sus camiones, en colaboración también con el grupo industrial CNH, propietario del especialista europeo Iveco (que sí ha hecho miles de camiones en su historia). Con su proyecto de fabricar a partir del año próximo camiones de hidrógeno y eléctricos, de gran potencia y autonomía, Nikola ya está encandilando a los inversores. También ha presentado un revolucionario modelo de “pick-up” que pretende dejar en antigualla al todoterreno que está a punto de lanzar Tesla. Tampoco se ha iniciado su producción, pero ya hay datos y vídeos sobre este modelo, el Nikola Badger, una auténtica bestia eléctrica que, en teoría, supera en potencia y velocidad a los mejores del sector movidos por motores de combustión. Un todoterreno que además tiene cuatro motores, uno en cada rueda, por lo que las ruedas de un lado se pueden mover en sentido contrario a las del otro, a fin de que el Badger… ¡giré sobre sí mismo, en redondo y en torno a un hipotético eje central, como un carro de combate!
Con estos revolucionarios proyectos (el Badger ya se puede encargar en Estados Unidos desde el 29 de junio), Nikola ha conseguido, sin aún vender ni un solo coche o camión, acercarse al valor bursátil de Ford, cuya “pick-up”, el famoso F-150, es el modelo más vendido en Estados Unidos desde hace casi medio siglo.
¿Futuro ya presente? Sin duda. Con altibajos inevitables, como los que acaban de afectar a prácticamente a todos los valores tecnológicos, pero que se notan aún más en los que, en definitiva, hacen lo que muchos fabricantes de coches y camiones harán masivamente en breve: vehículos eléctricos.
¿Quiere usted apostar a solas en este casino? Adelante y suerte. Que no le pille un desplome de más del 20 por ciento justo el día después de poner el dinero en uno de estos burbujeantes valores, algunos de ellos sometidos además a un creciente escrutinio legal por persistir en sus prácticas monopolísiticas. Por todo ello, entre otras razones, es más recomendable ir de la mano de los que saben, de los fondos tecnológicos con mayor historia, más competentes e incluso muy especializados. Ya hay uno que, por ejemplo, sólo invierte en empresas relacionadas con la 5G, la tecnología que está revolucionando el mundo de internet y las telecomunicaciones. Podrán descubrir este fondo, algunos otros relacionados con la tecnología, así como negocios tecnológicos más maduros como el de los semiconductores (considerado ya casi un sector-refugio), en el próximo número de la revista GESTORES, que saldrá al mercado en octubre.
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